Cuando hablamos de mediación intergeneracional, hablamos de mediación dentro del ámbito familiar y en concreto en conflictos entre padres y adolescentes, aunque dentro de este ámbito (el familiar) podemos encontrar también conflictos entre diferentes miembros de la familia; hermanos.. padres y abuelos..hijos y padres en la tercera edad...en fin son muchos los miembros de una familia que pueden ser sugestivos de mediación en un momento dado.
En esta entrada vamos a hablar de la mediación intergeneracional, es decir de los posibles conflictos entre padres e hijos adolescentes. Son muchos los padres que se sentirán identificados ante esta etapa de la vida de sus hijos, que lejos de verla como un problema debemos afrontarla como un reto, la adolescencia tal como llega se va, el reto está en encontrar la mejor manera de llevarla.
Vamos a situar un poquito esta etapa de la adolescencia en el proceso vital del menor.La adolescencia es una etapa que comienza más o menos a los 11 años en la que los niños/as sufren cambios bastante significativos. Lo primero y más evidente son los cambios físicos (cada uno lo hace en un tiempo distinto) y también nos encontramos con cambios psicológicos (son los más trascendentales) muy importantes en la etapa adolescente.
Ante estos cambios los adolescentes los adolescentes se comportan de manera distinta, lo que nos ofrece claras señales de que la adolescencia ha llegado:
-Ciertos desarreglos emotivos
-Crisis de identidad
-Magnificación e imaginación desbordada
-Crisis de identidad, tanto a nivel individual como a nivel social
-Sentimientos de angustia, inseguridad, miedo a hacer el rídiculo....
Existen muchísimas más características que de manera individual y más concretas se pueden dar o no en la adolescencia. Pero una vez que hemos llegado a ella y se presenta el conflicto en casa, de tú a tú, es decir entre padres y adolescentes ¿Cómo podemos dar solución al conflicto?. Una de las alternativas es la mediación.
¿En qué nos puede ayudar la mediación intergeneracional ante un conflicto con nuestros hijos adolescentes?
Cuando el adolescente llega a esta etapa aparecen ciertos cambios (mencionados anteriormente) que hacen que su vida y su pensamiento y la actitud cambien incluso en su entorno más cercano, es decir en su casa y con sus padres. El adolescente quiere vivir esta nueva etapa con total libertad, con total independencia y sin ningún control por parte de sus progenitores. Los adolescentes se creen con el derecho y la capacidad de actuar según su criterio (ellos piensan que son mayores) y la curiosidad por descubrir cosas y sensaciones nuevas les puede. Ante esta actitud empieza el choque con la realidad de unos padres que se encuentran desautorizados ante sus hijos, ya que éstos no hacen caso a los argumentos o llamadas de atención de los padres y hacen de su referente a sus compañeros de la pandilla, amigos etc..ignorando un posible acercamiento con sus padres y lo que es peor pensando que van en contra suya... Es aquí cuando empieza así una gran brecha entre padres y adolescentes y empiezan a aflorar sentimientos de fustración, de angustia y de falta de comunicación y desconfianza por ambas partes.
Ante una situación así, lo primero que se deben restablecer lo antes posible es el diálogo y la confianza, paso a paso y poco a poco. Es la mediación una vía alternativa a la solución de estos conflictos entre los padres y los adolescentes, es la vía que ofrece a ambas partes la posibilidad de dialogar y de poner sobre la mesa sus sensaciones, sus realidades y hacer posible encontrar un punto de unión. Se trata de hacer ver a ambas partes que nadie va en contra de nadie, que cada uno necesita su espacio en esta etapa y que deben encontrar ciertos puntos de cercanía y unión para que la convivencia no sea una tarea imposible. La mediación les acercará a posturas reales de cada uno y les hará ver que es normal que existan diferencias, pero que también hay muchas cosas que los unen y es entonces es cuando el dialogo y la comunicación hacen su trabajo, es decir acercar posturas y sensaciones, respetando a cada uno y simplemente dialogando. Este es el poder de la mediación y una vez más nos da la oportunidad de solventar situaciones familiares que se enquistan y se hacen cada vea más grandes en esta etapa de la vida, que aunque no lo creamos tiene sus cosas buenas, ya que lleva a los adolescentes a su crecimiento personal tanto a nivel individual como social.
En esta entrada vamos a hablar de la mediación intergeneracional, es decir de los posibles conflictos entre padres e hijos adolescentes. Son muchos los padres que se sentirán identificados ante esta etapa de la vida de sus hijos, que lejos de verla como un problema debemos afrontarla como un reto, la adolescencia tal como llega se va, el reto está en encontrar la mejor manera de llevarla.
Vamos a situar un poquito esta etapa de la adolescencia en el proceso vital del menor.La adolescencia es una etapa que comienza más o menos a los 11 años en la que los niños/as sufren cambios bastante significativos. Lo primero y más evidente son los cambios físicos (cada uno lo hace en un tiempo distinto) y también nos encontramos con cambios psicológicos (son los más trascendentales) muy importantes en la etapa adolescente.
Ante estos cambios los adolescentes los adolescentes se comportan de manera distinta, lo que nos ofrece claras señales de que la adolescencia ha llegado:
-Ciertos desarreglos emotivos
-Crisis de identidad
-Magnificación e imaginación desbordada
-Crisis de identidad, tanto a nivel individual como a nivel social
-Sentimientos de angustia, inseguridad, miedo a hacer el rídiculo....
Existen muchísimas más características que de manera individual y más concretas se pueden dar o no en la adolescencia. Pero una vez que hemos llegado a ella y se presenta el conflicto en casa, de tú a tú, es decir entre padres y adolescentes ¿Cómo podemos dar solución al conflicto?. Una de las alternativas es la mediación.
¿En qué nos puede ayudar la mediación intergeneracional ante un conflicto con nuestros hijos adolescentes?
Cuando el adolescente llega a esta etapa aparecen ciertos cambios (mencionados anteriormente) que hacen que su vida y su pensamiento y la actitud cambien incluso en su entorno más cercano, es decir en su casa y con sus padres. El adolescente quiere vivir esta nueva etapa con total libertad, con total independencia y sin ningún control por parte de sus progenitores. Los adolescentes se creen con el derecho y la capacidad de actuar según su criterio (ellos piensan que son mayores) y la curiosidad por descubrir cosas y sensaciones nuevas les puede. Ante esta actitud empieza el choque con la realidad de unos padres que se encuentran desautorizados ante sus hijos, ya que éstos no hacen caso a los argumentos o llamadas de atención de los padres y hacen de su referente a sus compañeros de la pandilla, amigos etc..ignorando un posible acercamiento con sus padres y lo que es peor pensando que van en contra suya... Es aquí cuando empieza así una gran brecha entre padres y adolescentes y empiezan a aflorar sentimientos de fustración, de angustia y de falta de comunicación y desconfianza por ambas partes.
Ante una situación así, lo primero que se deben restablecer lo antes posible es el diálogo y la confianza, paso a paso y poco a poco. Es la mediación una vía alternativa a la solución de estos conflictos entre los padres y los adolescentes, es la vía que ofrece a ambas partes la posibilidad de dialogar y de poner sobre la mesa sus sensaciones, sus realidades y hacer posible encontrar un punto de unión. Se trata de hacer ver a ambas partes que nadie va en contra de nadie, que cada uno necesita su espacio en esta etapa y que deben encontrar ciertos puntos de cercanía y unión para que la convivencia no sea una tarea imposible. La mediación les acercará a posturas reales de cada uno y les hará ver que es normal que existan diferencias, pero que también hay muchas cosas que los unen y es entonces es cuando el dialogo y la comunicación hacen su trabajo, es decir acercar posturas y sensaciones, respetando a cada uno y simplemente dialogando. Este es el poder de la mediación y una vez más nos da la oportunidad de solventar situaciones familiares que se enquistan y se hacen cada vea más grandes en esta etapa de la vida, que aunque no lo creamos tiene sus cosas buenas, ya que lleva a los adolescentes a su crecimiento personal tanto a nivel individual como social.
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